En su extenso recorrido se aprecia techos abovedados o planos unidos por pasajes y arcos de medio punto, construidas con ladrillo y cal y canto, en el piso de ellos se encuentran sepulcros rectangulares donde los féretros eran colocados unos sobre otros, separados por tierra y cal viva, para acelerar el proceso de descomposición, evitar epidemias y malos olores.
Durante todo el recorrido de las catacumbas se repite mucho la vista de cráneos, fémures, tibias y peronés, por lo que constituyen las partes más resistentes del cuerpo humano. Existen también pozos u osarios que tienen la finalidad de absorber las ondas sísmicas y cuya profundidad es de diez metros.
La construcción de las catacumbas franciscanas se desarrolla de acuerdo a la transformación de la iglesia. Así, antes del hundimiento del 4 de febrero de 1656, las bóvedas sepulcrales eran independientes e incomunicadas entre sí como en las demás iglesias limeñas, se hallaban bajo las naves laterales, cerradas y de propiedad de patrones y cofradías. Con la construcción de la nueva iglesia entre 1657-1672, se abrieron los cimientos de los pilares, se excavaron todo el sector central del crucero y de la nave central. Allí se fabricaron las nuevas sepulturas en recintos sobre los pilares, y dos largos corredores paralelos bajo la nave central, así mismo, comunicaron estos espacios con las antiguas bóvedas sepulcrales independientes de las capillas mediante la rotura de los muros y pasadizos. De esta manera, quedó conformado totalmente lleno el laberinto unificado de las catacumbas de San Francisco.
Referencia:
http://www.museocatacumbas.com/circuito/catacumbas/
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